EL PRIMER PERIÓDICO DEL ECUADOR
“PRIMICIAS DE LA CULTURA DE QUITO”
Historia del periódico
El 5 de enero de 1792, en la ciudad de Quito, apareció el primer periódico del Ecuador, denominado Primicias de la Cultura de Quito, creado y editado por el médico y escritor ecuatoriano, Eugenio de Santa Cruz y Espejo.
Sin lugar a dudas, una de las obras fundamentales de lo que podríamos llamar ‘CULTURA ECUATORIANA’, está comprendida en los escasos siete números que llegaron a publicarse del periódico PRIMICIAS DE LA CULTURA DE QUITO, impreso en Quito desde el día 19 de enero de 1792 hasta el 19 de marzo del mismo año y teniendo como editor al Dr. Francisco Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo.
Un periódico que surgió en medio del ambiente colonial que presentaba un panorama bastante desalentador. Eran los últimos años del siglo XVIII y los problemas económicos, sociales, políticos y culturales se hacían más grandes, sobre todo por los grupos que de diferentes maneras representaban a la Corona colonizadora española.
Fueron aquellas causas y la discriminación y prepotencia reinantes, las que impulsaron al Dr. Espejo a lograr la edición de un periódico que dé fe de los alcances culturales y científicos de entonces, sin olvidar los enfoques y propuestas de solución a los conocidos problemas.
La constancia y el entusiasmo de Eugenio Espejo, alcanzaron su objetivo el jueves 5 de enero de 1792, cuando el vecindario de la Capital de la República fue testigo de la circulación del primer número del periódico Primicias de la Cultura de Quito, que propiamente fue un quincenario.
Lamentablemente la acción periodística de Espejo comenzó a ser blanco de infundados ataques y es por eso que no pudo continuar con esta labor que fue todo un ejemplo para el país.
“Primicias de la cultura de Quito encontró inmediatamente opositores. Los que no fueron tomados en cuenta, rasgaron sus vestiduras; los que se sintieron aludidos por las puntualizaciones de la pluma y pensamiento de Espejo, se enemistaron irreparablemente; los subscritores, que fueron escasos desde su inicio, dejaron de patrocinar el sueño del soñador y ese rayo de luz que había llegado a alumbrar el oscuro refugio de la ignorancia, se apagó sin pena ni gloria.”
[1]
Más tarde el 11 de noviembre del mismo año, una Cédula Real firmada por el Rey Carlos IV, y dirigida al presidente de la Real Audiencia de Quito, puso punto final a la Escuela de la Concordia.
El periódico representó un gran logro en aquellos difíciles años. Asimismo, inspiró futuras y renovadoras jornadas que identifican la acción de la prensa en general para lograr el desarrollo integral del Ecuador.
Como consecuencia de su increíble obra, pocos años después nacieron los periódicos El Patriota de Guayaquil (1821) y El Eco del Azuay (1823).
“ ‘Primicias...’ debe ser leído y entendido en la trama global de la realidad quiteña del último cuarto del siglo XVIII. Se podrá comprobar que no hay página de este singular ‘papel periódico’ que no se sitúe en su medio y no sea una respuesta a la desesperada situación de Quito y sus territorios. Y solo dentro de la complejidad de intereses y necesidades de entonces pueden descubrirse y valorarse sus verdaderos alcances.”
[2] Antecedentes del periódico Primicias de la cultura de Quito
Precedentemente a la edición de su periódico, Espejo publicó una especie de prospecto denominado Instrucción Previa Sobre el Papel Periódico Intitulado Primicias de la Cultura de Quito impreso por Raymundo de Salazar, con autorización del gobierno, y circuló a fines de 1790.
El contenido de la ‘Instrucción previa...' se destinó a preparar a los vecinos para la lectura asidua y el mejor aprovechamiento del material que pronto estaría en sus manos, con aspectos literarios y científicos, sugerencias educativas, reflexiones filosóficas, análisis políticos y más temas afines.
Fue un esfuerzo individual de Eugenio Espejo; por la “Instrucción previa”, los lectores se enteraron de que las suscripciones valían, “a razón de real y medio de plata por cada pliego completo” y, aunque allí hace un guiño al presidente de la Audiencia calificándole de protector y alaba su generosidad hacia el periódico, los seis números fueron financiados a pulso por Espejo, “sin temor ni favor” del Gobierno. Efectivamente, tras una titánica labor que desafió la postura de autoridades retrógradas y muchos miembros engreídos y timoratos de la sociedad capitalina de aquella época, Espejo puso en circulación tan importante material que marcó el nacimiento del periodismo patrio hace 215 años.
Por eso, a semejanza de las naciones cultas dará a luz sus “papeles periódicos” en los cuales se pondrá de relieve el estado de barbarie o civilización en que se encuentra Quito. Estas muestras serán por supuesto auténticas “primicias de la cultura de Quito”; he ahí la razón de tan apropiado nombre para nuestro primer periódico.
Acción ejemplar
Insistió pues, Espejo, como lo hizo desde 1786, en la creación de las Sociedades Patrióticas, que se encargarían de trabajar por motivar y divulgar todo tipo de labores científicas y culturales tan útiles en esos años de actitudes fanáticas, represivas y discriminatorias del colonialismo hispano.
Si bien al comienzo Espejo no tuvo el apoyo necesario, ocurrió que las políticas equivocadas de los realistas terminó por exacerbar el ánimo de artesanos, obreros, trabajadores, pueblo en general, terratenientes e incluso muchos nobles que también sufrían esas penalidades.
El 31 de noviembre de 1791 se estableció la Sociedad Patriótica Amigos del País (Escuela de la Concordia), que abrió enormes posibilidades para hacer realidad el añorado proyecto periodístico del combativo mestizo Dr. Espejo, quien fue nombrado secretario de la entidad y redactor único del periódico próximo a editarse.
Espejo antes, durante y después de la creación del periódico
La sagacidad e intelectualidad lo llevó a fundar el 31 de noviembre de ese mismo año “La Sociedad Patriótica de Amigos del País de Quito”, conocida mejor como ESCUELA DE LA CONCORDIA, compuesta por 25 miembros, los individuos más representativos de la sociedad, del gobierno y de la vida cultural en la Real Audiencia de Quito. Se reunían semanalmente para discutir los problemas agrícolas, educativos, políticos y sociales y el desarrollo de las ciencias físicas y naturales.
Según Espejo, la idea de formar la Sociedad fue concebida en 1786, y se deja entrever en la obra “Defensa legal a favor de los Derechos de los Curas de Riobamba” y tomó forma definitiva en 1789 cuando coincide en Bogotá con Juan Pío Montufar. Espejo se encontraba en el Virreynato defendiendo su inocencia ante las acusaciones de Juan de Villalengua, Presidente de la Real Audiencia de Quito, de ser autor de unos versos satíricos titulados “La Golilla”.
Ocurrió felizmente que en aquel tiempo tuviese que tratar en Santa Fe sus negocios peculiares el Marqués de Selva Alegre (Pío Montufar), quien había honrado desde su niñez con su amistad a Espejo y desde luego, queriendo hacer meritoria su peregrinación, le estimuló a escribir y a dar a luz al referido discurso; ofreciendo poner todos los medios necesarios para obtener la licencia de
su impresión y costearla con liberalidad.
Consecuentemente, aquel discurso, será leído el día de la fundación de la Escuela de la Concordia y publicado en capítulos, en Primicias de la Cultura de Quito.
Eugenio Espejo en enero de 1792 editó y escribió el primer periódico publicado en la ciudad denominado "Primicias de la Cultura de Quito", órgano de esa sociedad, y del que salieron siete números hasta el 29 de marzo de ese año.
- Luego de fracasados intentos por restaurar la patria, optó por la estrategia de escribir acerca de la economía de Quito. En Memoria sobre el "Corte de Quinas y Voto de un Ministro Togado" donde plantea el libre comercio contra el mercantilismo centralista de la Corona.
Se volvió un activista de la época, en las cruces de Quito amanecieron banderolas escarlatas con el lema que decía "Al amparo de la cruz, sed libres", “conseguid la gloria y la felicidad". Estos planes fueron descubiertos y fue detenido el 30 de enero de 1795 e incomunicado. Murió el 26 de diciembre de 1795, a los 48 años de edad, pero dejó un legado en todos los ámbitos de la sociedad ecuatoriana y fue la luz que encendería el proceso libertario de la sociedad quiteña y ecuatoriana-.
Introducción a las primeras ediciones del periódico
Con el fin de promover en su verdadero origen, la cultura de la sociedad, Espejo incluye en el N°1 de “Primicias...” una carta dirigida a todos los maestros de primeras letras del Reino de Quito sobre un modo fácil de conducir a los niños al conocimiento de las verdades más importantes, puesto que “las escuelas de las primeras letras son las que forman todo el ser científico, moral y religioso de las repúblicas”. Incluye allí todo un plan de educación pública y un método pedagógico nuevo que superaba la vieja pedagogía especulativa de los jesuitas, al llevar paulatinamente a los niños al uso de su razón y al descubrimiento de las verdaderas fundamentales sobre las cosas más necesarias para la vida.
Espejo anhelaba el bien de su pueblo y este bien solamente podía llegar a través de la educación. Le dolían las noticias de los denigrantes conceptos que se emitían sobre el pueblo quiteño y su estado de postración económica e intelectual en “las Europas”.
Espejo pensaba muy de acuerdo con su época, que el adelantamiento cultural tenía relación directa con la “sensibilidad” de los hombres y los pueblos para la cultura. Era lógico entonces que en el N°2 de “Primicias...” incluyera un “Ensayo sobre los caracteres de la Sensibilidad”.
La intención de Espejo era la de definir la sensibilidad de los quiteños y precisar sus caracteres; sensibilidad que se definía por esa predisposición o inclinación del pueblo quiteño a la ilustración general, la cual propiciaría a su vez la restauración deseada.
En efecto, desde la edición número 2 alteró la precisa unidad sistemática que se había meditado guardar por satisfacer a ciertos reparos clandestinos, y a ciertas objeciones concebidas en la prevención y abortadas en la cábala.
“Entre el 5 de enero de 1792 y el 29 de marzo del mismo año aparecieron siete números de “Primicias...”, apenas siete, porque los presumidos de doctos quiteños, particular mente los miembros de la Universidad y del Cabildo Eclesiástico, se opusieron tenazmente y recurrieron incluso al Presidente de la Real Audiencia de Quito para solicitar insidiosamente que terminara la publicación de ‘expresiones sumamente injuriosas a todo el público’. No existían tales injurias, lo que sucedía era que estos presumidos no podían soportar que el mestizo Espejo, inferior a ellos por su raza y superior por su cultura, les diera las lecciones de ilustración y patriotismo que ellos no podían ofrecer y mucho menos asimilar. Un año más tarde, los mismos nobles que la habían favorecido harán fracasar la Sociedad Patriótica, y con ella las estrategias para la restauración de la Patria. Aunque, ciertamente, habían motivos para ello.”
[3]Fracasada esta tentativa de restaurar la patria, optó por la estrategia de escribir acerca de la economía de Quito. En “Memoria sobre el Corte de Quinas y Voto de un Ministro Togado” planteó el libre comercio contra el mercantilismo centralista de la Corona Perdida y la poca fe que le quedaba en la monarquía, pensó que no había más remedio que cambiar las estructuras políticas vigentes. Escribió sermones para su hermano cura a fin de difundir estas ideas.
La valorización y conciencia de lo propio confirieron a Espejo dimensiones que rebasaron y siguen rebasando los esquemas de la “Ilustración” de su época, o de la “Ciencia” de la nuestra. Y aunque la historia no se repita ni los caminos hacia lo propio sean siempre los mismos, la lección de Espejo sigue vigente dos siglos después: no habrá transformación posible sin una apropiación valorativa de nosotros mismos y de lo nuestro.
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[1] Primicias de la Cultura de Quito, Ed. Síntesis Ecuador S.A., Quito, pág. 11
[2] GUERRA, Samuel, Primicias de la Cultura de Quito, Ed. del Banco Central del Ecuador, Quito, 1981, pág. XI
[3] GUERRA, Samuel, Primicias de la Cultura de Quito, Ediciones del Banco Central del Ecuador, Quito, 1981, págs. XXIII - XXIV
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ESCRITO POR: María José Carrera
Un tema para reflexionar:
¿El descubrimiento de América?
Descubrir América es una utopía, ya que el continente en si, ya se encontraba creado, talvez se encontró, un nuevo continente, del cual no se tenía antecedentes, debido a que no se encontraba registrado en el mapa de España, y si no se encontraba ahí ¡no existía¡.
Todo comenzó con la expedición de Cristóbal Colón, que se dirigió ha desafiar las tormentas del mar, más allá de lo antes conocido para el continente Europeo, con la certeza de encontrar las Indias, sin imaginarse que la historia tomaría un curso diferente.
Cristóbal Colón, convencido de que había llegado a Asia, nunca supo que encontró otro continente, incluso murió con la certeza, que llegó a Asia; sin darse cuenta revelo un secreto geográfico, que con el tiempo sería colonizado.
Cuando en 1492, por primera vez los Españole pisaron las tierras de la actual Latinoamérica; Colón el navegante, pensó, que este nuevo suelo, era una isla avanzada de la fabulosa isla de Cipango proveniente de Japòn. El navegante llevaba consigo un ejemplar del libro de Marco Polo.
En el libro de Marco Polo, se encuentra un relato de la isla de Cipango, en el cual se narra, las grandes riquezas que posee esta tierra, las hermosas joyas, diamantes, y las minas interminables llenas de oro y plata; la riqueza de Cipango, en la cual también existían especies muy cotizadas, para ser utilizadas en la comida.
Por esta razón los reyes Católicos de España, decidieron financiar la expedición para que se dirijan directo a las fuentes, y de esta manera librarse de la cadena de proveedores y revendedores de las mismas. Europa entera necesitaba plata, España se encontraba en el tiempo de la reconquista que sucedió en el año de 1492.
Es muy irónica las causas por las cuales se encontró Latinoamérica, por una necesidad de mejorar la sazón de la comida en España, pero, se dio, y el resultado es el esclavismo, las caídas de grandes imperio, y la nefasta ambición de los Europeos.
La “Hazaña” del “descubrimiento de América”, por parte de España, tenía que ser contada de la forma tradicional militar de guerra, refiriéndose a las magnificas cruzadas, y como era de esperarse, la iglesia no se hizo esperar, para dar carácter sagrado a la conquista de las tierras, con lo cual, se decía:
“Que la expansión del reino de Casillas ampliaba el reino de Dios sobre la tierra”.
Se utiliza el nombre de Dios, para recolectar nuevas tierras, y no sentirse mal, por los plagios realizados, y tener en cuenta, que el individuo es el centro del saber, y que Dios, es el guía espiritual, que lleva al hombre al conocimiento perpetuo, y por esta razón todo acto realizado en nombre de Dios, es correcto y considerado bueno.
Tres años después del “descubrimiento”, Colón dirigió personalmente a los militares en contra de los indígenas de la Dominica, con escuadras armadas, caballos, doscientos infantes y unos cuantos perros especialmente adiestrados para el ataque, y de esta manera los indígenas fueron sometidos.
Para nuestros indígenas, la llegada de los Españoles, fue un suceso sobre natural, porque, poseían cosas nunca antes vistas por ellos, como: caballos, perros, espejos, adornos, lo que les cautivo, y como no poseían el sentido de valor, cambiaron su oro por baratijas de los Españoles, lo que les dio la pauta a los conquistadores, para pensar que estas “nuevas razas”, poseían un intelecto muy bajo para ellos.
Infiltraron en el “nuevo mundo”, todas sus costumbres, tomaron el papel de Dios, presentándose como seres sagrados, se aprovecharon de la ingenuidad, y la confianza de nuestro indígenas, y cuando abrieron los ojos, comenzó las luchas, pero el desarrollo en armas de los conquistadores, era mucho más avanzado que las lanzas, piedras de los conquistados.
Desarrollo en sentido sustancial, porque, la inteligencia y astucia de los indígenas sobre pasaba de tal manera a los Españoles, que las construcciones y templos de nuestros antepasados, y su trabajo en las labores rudimentarias, eran magnificas, prácticamente, se podría decir que ellos fueron la cuna del desarrollo en el mundo.
Los robos y saqueos de los conquistadores, fueron tan descaradas, que hasta la tecnología de nuestro ancestros se la robaron, sus riquezas y lo más importante su identidad, gracias a todas las riquezas de nuestro continente, España pudo evolucionar.
España, comenzó con las conquistas del “nuevo mundo”, en 1492, e internamente en las tribus Latinoamérica, las rupturas de sus Estados se produjeron, por las guerras sangrientas y las violaciones de la comunidad pacífica de los pueblos indígenas, por parte de los invasores.
Se los considera invasores, ya que destruyeron el equilibrio y armonía, que desarrollaron los indígenas, durante varios años, incluso, costumbres más antiguas que los propios europeos, los cuales invadieron y penetraron una generación, obstaculizando el desarrollo y la trascendencia de la misma.
La conquista, abarcó la infiltración de costumbres extranjeras, imponiéndonos su religión, sus ideologías, sus creencias; se podría decir que la vida a la que estamos acostumbrados, no es más que una cortina que se nos obligo a colocar en nuestra verdad.
El desarrollo de nuestro continente se estaba produciendo, de una manera organizada, de lo más simple a lo más complejo, varios podrían ser los puntos de vista acerca de la conquista y el desarrollo, porque, si bien truncaron nuestros comienzos, maniobraron nuestro retorno a la civilización, convirtiéndonos en fichas de domino en su juego de poder.
Varias personas estarían de acuerdo con la conquista, porque abrió caminos para el desarrollo con otras partes del mundo, jamás en eses entonces conocidas ni imaginables, y el comercio nace, a partir de la frustración de los sueños rotos, pero la otra cara, demostraría, la nefasta coyuntura, que se propicio con nuestras leyes y estado, consolidando exclusivamente los intereses de los extranjeros, degradando la identidad de nuestro continente, y valorando más lo ajeno a nosotros.
Lamentablemente, la atomización de estos conquistadores, sigue presente, día a día, con su control pasivo, deslizado en la democracia, que ellos mismos inventaron, para demostrar que lo único que desean es la igualdad, y no demuestran su cara de interés, por otro lado, los levantamientos que realzan nuestra gloria, son la independencia de los esclavistas, lo que nos demuestra un paralelismo, entre, la voluntad y el empeño, por esta razón, se podría decir que estamos libres del yugo de sus cadenas, porque respetamos lo que somos, seremos y seguiremos siendo, un pueblo mestizo, con raíces ancestrales indígenas, que nos llenan de orgullo.
El patrimonio de los países Latinoamericanos, son su gente, esas personas, que día a día, aunque las conquistas, les hayan demostrado el lado amargo de la vida, el conocimiento de las generaciones guerreras que pertenecen, nos dejan marcados en la memoria, que todo tiene un nuevo comienzo, y que el pasado lo acentúa.
ESCRITO POR: Lizeth Carvajal